sábado, 28 de septiembre de 2013

En un bosquejo la Madre. IV. Cultura Minoica. Creta.


Procesión de sacerdotisas. Cnosos, Creta.


En nuestro peregrinar  entramos, desde 
Diosa de las serpientes, el pájaro corona su cabeza.
el matriarcado, en la época de los metales. 

Como ya he apuntado, la cultura minoica, desarrollada en Creta y  las costas del Egeo, es la continuadora de la concepción vital matriarcal y los vestigios hallados son testimonio del alto desarrollo artístico, social y cultural del que gozaban. La frescura y alegría de sus frescos, la sofisticada cerámica y orfebrería y sus técnicas arquitectónicas  nos hablan de una sociedad culta, abierta al intercambio, alegre y vital.

Las viviendas halladas en  la isla de Santorini estaban dotadas de elementos anti-sísmicos, agua corriente y 
un sistema sumamente eficiente de desagües y alcantarillado. Y hablamos de las viviendas corrientes de un barrio de artesanos, comerciantes y pescadores. 

¿No gozaban  los minoicos de un estado del bienestar similar al que nosotros aspiramos? ¿Como sería ahora nuestro mundo de haberse mantenido el matriarcado?

Cabeza de toro; una flor, mandala, centra su frente.
Cnosos. Creta.













La cretense "Diosa de la Vida, la Muerte y la Renovación" es la Diosa del Hacha Doble.
Es  la vida en todos sus ciclos: generadora de de los nuevos cachorros y brotes y quién recibe el sacrificio de la muerte. Es la finitud de lo limitado y, al tiempo, la mariposa que renace, tras su reposo como crisálida. La Naturaleza, reverenciada en el baile del devenir.

Diosa pájaro y serpiente, es la señora de las aguas subterraneas y celestiales. La matriz de la surge el huevo cósmico, la madre del Toro, Zagreo. Como la Diosa Neolítica es lo inmanente sagrado, la potencialidad pura, Zoe como la vida a través de las vidas. 

Su hijo se manifiesta en el toro, como lo fue en la matriarcal vieja Europa y en la civilización de Catal Huyuk.  El toro Apis, en Egipto, es el hijo del rayo de Luna; toro es Damuzi en Sumer y es Dionisos cuando como toro se entrega al sacrificio. Nandi, el toro blanco, es la montura del hindú Shiva y el dios de al agricultura en China, Shennog, también es representado por el toro.
El toro, cuya cornamenta es el creciente lunar, es el hijo de la diosa, el Hijo de la Vida.

Y si la Diosa es Zoe, lo inmanente sagrado, su Hijo es Bio, lo sagrado manifiesto, la vida finita y todo lo creado. 


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Reconstrucción del Palacio de Cnosos. Creta.

Esta concepción nos reconoce como hijos de la Vida y parte de la Diosa, como lo es el hijo gestado por su madre, y por tanto, sagrados. Los minoicos celebran, en su arte y cultura, el "gozo" de la existencia. Como Abeja, la Diosa minoica, es portadora de dulzura y armonía; embalsamados con miel, la diosa endulza el difícil transito entre la vida y la muerte.
  
Diosa de las Amapolas, como la griega Demeter su heredera, es la dionisíaca portadora del éxtasis. La que nos invita a bajar por el tobogán de nuestro  inconsciente, la que nos impulsa hacia nuestros cielos interiores.

Señora del Hacha Doble, Maestra del Laberinto, de ella heredaron los griegos los Ritos Mistéricos 
que según dijo Platón:" la estructura final de los Misterios tenía por fin llevarnos de vuelta a los principios de los que descendemos".


Sacerdotisas presentando ofrendas ante la Diosa. Las Hachas Dobles enmarcan el altar.

El laberinto de Minos probablemente fuera el salón donde, trazado en el suelo, estaba la guía para desarrollar la danza del laberinto. Esta danza, coreografía de intrincados recorridos por el espacio, entre la luz y la sombra, formaba parte del culto a la Diosa. Olvidemos, aunque solo sea por un momento, la historia de Teseo y el Minotauro, huyamos de la hybris griega y miremos a mi Señora, a la Señora del Laberinto, con ojos limpios.

La vida es el juego de la Diosa, un entramado de luces y sombras, de reflejos fragmentados que enmascaran  la realidad del Ser.

En la India a esta ilusión la llaman Maya y la describen con el Shri Yantra, el  mandala de la Diosa. Los triángulos entrecruzados que la componen describen las fuerzas masculinas y femeninas que generan  las múltiples formas; lo múltiple, lo finito y limitado. Y en centro del mandala, el Bindu, el punto de silencio, la semilla primordial; el instante donde la Diosa, ¨No Siendo", exhala su aliento y se despliega en el "Ser", en todos los Seres.

En el Laberinto, la Diosa nos invita al acto mistérico. Nos llama a perdernos para hallarnos. Su propuesta, para salir de las marañas y maleza que enmascaran la realidad, es un viaje iniciático hacia el centro nuestro Ser.  El Toro, el Hijo de la Vida, es el centro. Es el Bindu, donde lo inmanente se hace manifiesto. Y es la memoria fetal donde aun nos sentíamos, hijos de madre y en ella, conectados al Ser. No estamos lejos de la respiración embrionaria taoista.

Pasifae con su hijo, Minotauro, en su regazo. Cerámica Griega.
Algunos os preguntareis por qué busco en el pensamiento hindú las claves para desenmarañar este misterio. Me hago eco de las reflexiones del maestro J.  Campbell en "Las máscaras de dios"
Shri Yantra. Mandala hindú.
“…cuesta imaginarse como explicarse de otra forma la existencia de una confluencia única de formas simbólicas en dos paisajes que difieren tanto como el mundo isleño del Egeo y las abrigadas llanuras del norte de la India: la existencia en ambos de una Diosa que es a la vez benigna (como vaca) y terrible (como leona), asociada con el crecimiento, sustento y muerte de todos los seres, y, en particular de la vegetación; simbolizada en todos sus aspectos por un árbol de la vida cósmico, que también lo es de la muerte; y relacionada con un dios cuyo animal es el toro y su signo el tridente, a quién además está asociada la luna creciente y menguante, en un contexto que muestra numerosos vestigios de una tradición de regicidio ritual. Mi opinión es que las dos mitologías son con toda claridad extensiones de un único sistema, cuya matriz era el Oriente Próximo nuclear;  el periodo de difusión precedió al del ascenso  de los grandes reinos sumerio-egipcios de la Edad del Bronce; y la fuerza que motivo la amplia expansión fue comercial: la explotación de materias primas y el comercio.”

Todo es cambio y lo que ayer fue hoy no es.
Una erupción volcánica se tragó gran parte la Isla Thera, y el tsunami que provocó asoló Creta. Su flota comercial fue destruida y la civilización minoica no volvió a florecer. Dos siglos después, sobre el 1.200 a.C., fue totalmente aniquilada por los llamados “pueblos del mar”.
Y enterrado en la  ceniza del devenir histórico terminó el matriarcado; al menos en Eurasia. Una hermosa excepción es la comunidades  Mosuo, en China donde aun perdura la cultura matriarcal.

El hijo de la vida en el regazo de sus madres,
la Diosa de la Vida y de la Muerte. Creta.
La Vida, la Muerte y el hijo del Deseo.
Figurilla, llamadas Phi, por su similitud a la letra griega.
Islas Ciclidas. Grecia. 


















Aguadores. Fresco, Cnosos. Creta.

Fresco, ciudad minoica en la isla de Thera, antes de la erupción. Santorini, Grecia.

Señor de los animáles. Creta.

Príncipe de los lirios. Cnosos, Creta.
Pescador. Cnosos, Creta.
Río, fresco en Thera. Santorini, Grecia.
El hipógrifo, esquina izquierda, como pájaro, serpiente y león aúna los tres aspectos de la Diosa.

Con una solida base económica se calcula que la población, en la época de mayor esplendor, rondaría los 400.000 habitantes.
Con una población altamente especializada desarrollaban todo tipo de oficios: navieros, orfebres, escribas, maestros, ebanistas, constructores...Fundamentalmente comerciantes, el pastoreo era muy importante, se calculan en 1.000 los rebaños de ovejas en la isla. No parece que hubiera esclavismo y cada  familia disponía de una finca para su consumo.

Bendición de la Señora de las Amapola.
Sus manos abiertas protegen los umbrales .
Rojo, como la amapola es el color de la vida.
Milenios de desarrollo cultural y social sin guerras.
Abiertas las casas y las ciudades, comunicaban sus flotas las costas irlandesas con  los puertos del Valle del Indo.
Fresco. Thera. Isla de Santorini. Grecia.

Fresco, Cnosos. Guapas.
La diosa de la regeneración.

El arte cretense no puede ser diferenciado del ritual, ni en éste la dimensión invisible que conforma toda vida. En la escena grabada en el bello «anillo de Néstor», hallado por un campesino en una tumba colmena en Pilos, en el Peloponeso, muchas de las imágenes de la gran diosa, hasta entonces encontradas por separado, se combinan para crear un drama fascinante de transformación: el árbol de la vida, el león, la mariposa, el pájaro, el perro y el grifo. Este anillo de oro es una de las imágenes más elocuentes de la vida de ultratumba tal y como los minoicos y los micénicos arcaicos debieron imaginarla.

El sello está estructurado por el nudoso y retorcido árbol de la vida, que brota de un montículo cubierto de brotes frescos en el centro, con sus dos ramas laterales que dividen la escena en el inframundo, en la parte inferior, y en la vida de ultratumba, en la parte superior. Acercándonos a la escena desde la parte inferior izquierda, una sacerdotisa con cabeza de pájaro intercepta a un intruso; sus brazos alzados sugieren que allí transcurren ritos sagrados que no se pueden profanar por los no iniciados. Otra Sacerdotisa con cabeza de pájaro hace señas a una joven pareja cogida de la mano para que se acerquen al otro lado del tronco del árbol. Mirando en la dirección opuesta, otras dos figurillas con cabeza de pájaro rinden homenaje a un grifo, que está sentado en un trono ante la diosa, con el gesto de brazos alzados que denota una epifanía, mientras la diosa se mantiene alejada tras él. Su brazo derecho apunta bacía abajo, hacia el grifo y el izquierdo hacia arriba, hacia la escena superior, como si fuese ella al final la única que tiene el poder de trasladarse del inframundo a la vida de ultratumba.

La escena que se desarrolla bajo las ramas principales recuerda a las salas del juicio egipcias, donde una procesión similar conduce a la persona muerta ante el dios Osiris. En la ceremonia egipcia, el dios Thot - que tiene la cabeza de un pájaro de pico largo, el  ibis- anota el resultado del juicio, durante el que se ha pesado en una balanza el corazón de la persona y la pluma de la verdad, imagen de la diosa  Maat. Aquí, y esto es interesante, los asistentes que se dirigen al grifo sentado en el trono del juicio también poseen cabeza de pájaro. Tras el grifo está la diosa, al igual que suele situarse Isis tras Osiris, sentado.

El perro en la raíz el árbol, muy parecido a un perro salchicha, recuerda, en  primer lugar, al perro guardián neolítico de la vieja Europa custodiando el árbol de la Vida; también al chacal Anubis, que en Egipto guía las almas de los muertos, anticipando al perro Cerbero, que en la mitología griega pertenece a Hécate, diosa del inframundo. Dentro de las raíces del árbol hay unas formas oblongas diminutas que parecen brotes de plantas, imágenes de la nueva vida en preparación. Si, siguiendo el gesto de la diosa, asumimos que la pareja fallecida ha satisfecho el tribunal del juicio, representado por el grifo de aspecto de esfinge, la pareja entonces pasaría a la parte superior dd sello, donde deben enfrentarse al impresionante poder de la diosa, simbolizado en el desproporcionadamente inmenso león. Descansa éste sobre una especie de plataforma sostenida por sendas figuras femeninas. En actitud de reposo y vigilancia, guarda los misterios de la diosa, como lo hacía en la cueva paleolítica de Les Trois Frères. 
De la parte superior del árbol junto al león brotan ramas de hiedra, cuyo crecimiento en espiral y verdes hojas perennes son la imagen simbólica de la inmortalidad de la vida, anticipando "la rama dorada" de Virgilio (Eneida / 6).

La pareja está ausente de la parte superior derecha de la escena, donde domina el león, mas reaparece felizmente junto al otro lado del tronco del árbol -como si el rito de paso ocurriese a través del cuerpo del león- y allí el gesto de epifanía de la mujer podría ser expresión de asombro y gozo ante su nuevo estado transformado, tan parecido al anterior. Sentada sobre una rama, que no apartada de ellos, como antes, se halla la diosa minoica y otra figura con la que parece estar sosteniendo una «animada conversación», en palabras de Evans, mientras revolotean sobre su cabeza dos mariposas. Prosigue Evans:
El significado simbólico de éstas, por lo demás, se resalta con la aparición. por encima de ellas, de dos pequeños objetos que muestran rastros de cabezas en el extremo y unas protuberancias con forma de gancho a un lado: bien podríamos reconocer en ellos a las dos crisálidas correspondientes... Situadas como están aquí en relación con sus formas de crisálida, es difícil explicarlas de otra manera que no sea como alusión al resurgir del espíritu humano tras la muerte.
Dificilmente puede dudarse, además, de que hagan referencia a las dos figurillas  juveniles que aparecen, al lado de ellas en el anillo, y de que han de ser consideradas símbolos de su reanimación con vida llueva ... Vemos aquí, reunidos por el poder dador de vida de la Diosa y simbolizado por crisálidas y mariposas, a una joven pareja a la que la muerte había separado.
(Tomado integramente de "El mito de la diosa" Anne Baring y Jules Cashford)
Fesco en Thera. Isla de Santorini. Grecia

Sello micénico. Los micénicos hicieron suya la mitología minoica y sus estilos artísticos.
Diosa de la vida, la muerte y la renovación.
El hacha doble en el centro de la escenal. La Diosa entronizada bajo el árbol de la vida sostiene las amapolas de la renovación.
Frente a ella la Hija de la Vida retornando del inframundo (pasaran a la mitología griega como Demeter y Perséfone).  Dos sacerdotisas que hacen entrega a la Diosa de la ofrenda del sacrificio, la acompañan. Un niño, tras el escudo micénico, como un alma que asciende, está sobre las sacerdotisas y señala seis cabezas de animal cortadas, victimas del sacrificio. Éstas enmarcan la parte izquierda del sello. A la derecha la Hija de la Diosa come  fruta del árbol de la Vida. (Perséfone, Eva...)


Salón de los delfines. Palacio de Cnosos. Creta.

Juego del toro. Fresco del palacio de Cnosos. Creta.
Mujeres y hombres participaban en los juegos, como en el resto de actividades sociales,
sin ningún tipo de discriminación sexual o social.
Palacio de Cnosos, donde los cuernos del toro, creciente lunar, presiden la plaza central.

Otro valioso artículo sobre el hacha doble y el laberinto.

Un último enlace a un artículo  rico en imágenes y contenido.

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